Tomás Bobes: El Caudillo de Los Llanos
Texto recogido en la red, no conocemos su procedencia
Amarga era la queja, que según la «Hemeroteca» de este diario recoge,
veinticinco años ha Manuel Avello publicaba con ocasión de cumplirse de modo
inminente el segundo centenario del caudillo de los llanos venezolanos, y el
amargo olvido con el que el pueblo ovetense obsequiaba a uno de nuestros
paisanos más trascendentes. Siempre mantuvo el cronista, que frente a la
estatua bolivariana que Madrid le dedicó en el Parque del Oeste, Oviedo sólo
había tenido para el guerrero incansable una mísera placa en la calle que
ostenta su nombre, algo que no ha variado hasta la actualidad, por mucho que
algunos nos hallamos empeñado.
José Tomás Rodríguez y de la Iglesia, nació en la capital de Asturias, en el
ovetense barrio del Postigo. Bautizado con este nombre y así registrado por
el correspondiente párroco, utilizaría el apellido Bobes -el segundo de su
padre- que le acompañaría y lo distinguiría el resto de su vida. Con una
infancia difícil, en la que pronto queda huérfano de su progenitor, su madre
se ve obligada a desplazarse a la vecina villa de Gijón, donde podría
encontrar trabajo. Sería una decisión vital para Tomás Bobes, pues entraría
en el instituto recién creado por Jovellanos, donde podrá seguir unos
estudios considerados de privilegio para aquellos tiempos. No era pues Bobes
el inculto, el rústico y el bárbaro asturiano que más tarde desde el otro
lado del océano se empeñarían en hacernos llegar.
No era tampoco de los estudiantes más aventajados, pero realiza con holgura
los estudios de Náutica que allí se imparten. Revalidaría su título en
Ferrol, donde obtiene el certificado que le habilita como segundo piloto en
la Marina mercante. Debió para él ser algo cotidiano la travesía de océano
Atlántico, pues se enroló en el bergantín «Ligero» que hacía la ruta a
Venezuela regularmente. Allí avistaría por primera vez las costas
venezolanas, país que luego sería su segunda patria y lugar de descanso para
sus restos. Hasta aquí nada había sido un camino de rosas, pero parece ser
que sus primeros pasos discurrieron según los planes previstos. Tendría que
venir de la mano de la hostil Inglaterra el primer revés para el marino
asturiano. Como ésta pretendía monopolizar el comercio entre Caracas y las
Antillas en cuanto a carnes, pieles y ganado se refiere, los navíos
españoles desafiaban estas restricciones, que fueron burladas en más de
alguna ocasión. Seguro que Bobes estaba entre los pilotos que así lo hacían,
lo que sirvió para que, una vez denunciado, las autoridades españolas lo
desterrasen a un poblado de los llanos venezolanos conocido como Calabozo.
La reclusión en una localidad con este nombre no deja de tener sus visos
irónicos, pero esto no va a arredrar su ánimo, y se instala dedicándose al
comercio y a la cría de ganado.
Había sido un error este destierro, pero un segundo error vino a sumarse al
primero, haciendo más fácil los hechos históricos que vendrían más tarde.
Calabozo está situada en la cabecera de los inmensos páramos de pastos y
vegetación que son las llanuras venezolanas. Donde prospera salvaje y bravío
el ganado vacuno y donde pastan los caballos cimarrones a miles. Allí se
convirtió el marino en jinete, y de jinete pasó a centauro legendario. Y
allí, también, estrecharía lazos con los habitantes de una tierra primitiva,
en la que el caballo y la lanza son las únicas garantías de supervivencia. Y
tercer error, allí podría conocer y entablar estrechos vínculos de amistad y
respeto con los más desfavorecidos de aquellas tierras: los pardos, los
zambos, los indios y los negros. Sus futuras huestes.
Un oficial independentista, comisionado por «El Libertador» Bolívar, llega a
la población en busca de hombres, caballos y fondos. Finaliza 1812, y aquel
insurgente llamado Juan Escalona mide mal sus acciones. Bobes se les
resiste, y es encarcelado, vejado golpeado y además expoliado de todos sus
bienes. Lo que no se pueden llevar es incendiado injustamente. El «canalla
de Escalona», como lo denominaba Bolívar, no lo sabe, pero acaba de provocar
una guerra a muerte en los llanos con funestas consecuencias para sus
propósitos. Ayudado por un indio amigo, Reyes Vargas, Bobes obtiene la
libertad y recluta un ejército que será el terror de los independentistas en
los dos años venideros.
Las campañas del asturiano al frente de sus lanceros dan sobradamente para
más de un libro. Lugares como el mismo Calabozo, Santa Catalina,
Mosquiteros, La Puerta y otros son testigos de la furia llanera comandada
por el asturiano. Ciudades como Barcelona o la misma Caracas caerán ante el
vendaval desatado y la propia e incipiente República será barrida de la
realidad. Así, día a día, confrontación tras confrontación, se forjó el mito
y se hizo real lo imposible: contener la que parecía inminente independencia
de Venezuela. Bobes con el grado de coronel es ya comandante general del
Ejército de Barlovento. Es ya también el caudillo acusado de tropelías,
crímenes y atrocidades que no tienen nombre. Pero algunos se olvidan de que
sólo llevó a la práctica lo que las tropas bolivarianas habían postulado,
«la guerra a muerte» que su seguidor Briceño proclamara a los cuatro
vientos. Aquí bien se puede afirmar que él no empezó primero. Cayó en
diciembre de 1814 en un oscuro lugar llamado Urica, cuando cargaba en
primera línea contra las diezmadas tropas enemigas que huían en desbandada.
Un lanzazo en el costado fue suficiente para acabar con el caudillo llanero.
Aquí no hemos acabado con él, pero el recuerdo de tan grande gesta sigue
siendo tan escaso como el que hacía lamentarse a Avello hace veinticinco
años.
Autor: Gerardo Lombardero
17 comentarios
Vicki -
Gracias!
CHEMA GONZALEZ -
Alvaro Trujillo S. -
Con mucho cariño: Alvaro.
Ubaldo Ruiz -
Me gustaría leer la novela "El Estribo del Diablo", del autor asturiano Gerardo Lombardero, a fin de apreciar al personaje Boves o Bobes desde una perspectiva ìbérica, ya que hasta ahora solo he podido consultar a autores venezolanos. Acerca de la entrevista, mi humilde opinión es que aprecio al autor como muy antivenezolano, por las posiciones de Bolívar, no olvidemos que cada personaje actúa de acuerdo a una circunstancia, y probablemente lo que pretendía este General era lograr la meta estrictamente política de atraer la población nativa a sus filas para combatir contra España, es decir, convertir la guerra en una contienda internacional. Aunque me parece que ciertamente el decreto fue muy cruel. Agradezco informaciones relativas a la posibilidad de conseguir el mencionado libro en Venezuela.
El tachirence -
la libertad difiere de libertador dependiendo del modo o el instrumento en que se consiga, si la libertad se consigue atreves del genocidio violación y por el porvenir propio y no de todos. Adolfo Hitler seria un libertador de la clase obrera y pobre alemana.
Solo pasa el tiempo y el instrumento el asesino es el mismo hombre
Buenas tardes
thais abreu diaz -
juan carlos alvarez -
juan carlos alvarez -
Elizabeth Amaro -
Jhonnel Maldonado Rodriguez -
Roberto Celis -
atila -
León Morales. -
Otros libros -
Autor: Oscar Muñiz.
Ediciones AZUCEL.
- José Semprún
Editorial Falcata
La legión infernal- Boves,
vencedor de Bolivar
Entrevista al autor -
TRAYECTORIA HA DESARROLLADO UNA AMPLIA LABOR PERIODISTICA. ES EXPERTO EN HIPICA, Y HA PUBLICADO DOS LIBROS DE POEMAS. AHORA ACABA DE VER LA LUZ SU ULTIMA OBRA, ´BOBES, EL ESTRIBO DEL DIABLO´ (KRK). OTRAS NOVELAS SUYAS SON ´AQUELLOS AÑOS SERENOS´, ´EL PATIO DE LOS SUEÑOS´ Y ´EL MARQUESITO´, ESTA ULTIMA SOBRE JUAN DIAZ PORLIER, UN HEROE LIGADO A LA HISTORIA DE OVIEDO.
Gerardo Lombardero acaba de publicar Bobes, el estribo del diablo , una novela sobre Tomás Bobes, el héroe ovetense que derrotó a Bolívar.
-- Qué se sabe de la peripecia ovetense de este personaje?
--Nació aquí en 1782, suponemos que en el Postigo Bajo. Era hijo de una familia hidalga venida a menos. Su padre murió siendo él muy niño y se fue a Gijón, donde su madre encontró trabajo como costurera. Formó parte de la tercera promoción del Instituto Jovellanos y estudió Náutica. Jovellanos anotaba los progresos de los alumnos. Apuntó: "Todos bien, excepto Bobes. Un poco flojo".
--Pero llegó a héroe.
--Fue un caudillo comparable con Pelayo, o más, porque éste tenía muy pocas huestes y fue más mito que realidad. Bobes disponía de todos los habitantes de Los Llanos y, en su caso, la realidad superaba a la leyenda.
-- Por qué apellida a su libro ´el estribo del diablo´?
--Porque la gente decía que el caballo de Bobes sólo lo podían montar, él, o el diablo.
--El libro se atiene a los datos históricos, o fabula?
--No fabula. Procuro atenerme a la realidad y ponerme en la piel del individuo. He llegado a domar un potro cerril para comprender mejor qué sentía Bobes sobre caballos sin domar y combatiendo.
--Pero Bobes ya tiene muchas biografías.
--Las he leído todas y están cogidas por los pelos. Sobre él se han escrito, al otro lado del Atlántico, las mayores patrañas, y a este lado, inexactitudes que han hecho de él una figura caótica. Autores sin escrúpulos han dicho de él que se dedicaba a la piratería en El Caribe. En realidad, se dedicaba al tráfico de carne y pieles y se le desterró a Los Llanos por efectuar este comercio, que para los ingleses era ilegal.
--Y llega a tener un gran poder.
--Tanto que manda más que el capitán general de Venezuela. Tenía con él a 17.000 lanceros a caballo. Era coronel, y Fernando VII lo asciende con honores de mariscal de campo. Bolívar fue derrotado innumerables veces por Bobes y tiene una estatua ecuestre de 7 metros, en bronce, en Madrid, y Bobes sólo tiene una humilde calle en Oviedo.
--En su novela describe a hombres muy crueles.
--Es que la guerra de la independencia venezolana estuvo cargada de crueldad. Bolívar fue uno de los primeros genocidas de la historia. Decía que había que matar a todos los españoles o canarios, fueran buenos o malos.
--Escribió sobre Porlier; ahora sobre Bobes cuál va a ser su siguiente héroe?
--Creo que abriré un largo paréntesis, pero Oviedo siempre estará presente en mis novelas porque da mucho de sí.
--Escribir sobre Oviedo, entonces, no es llorar?
--Para un editor asturiano es muy difícil convertir una obra como esta en un best-seller como La sombra del viento . Los medios se vuelcan con cualquier autor andaluz, gallego, o vasco. Aquí nos ignoran. Se habla de Clarín, Casona, Pérez de Ayala... Hay que ser Clarín, y si no, no vales. Pero Clarín era él y su época.
Texto de La Voz de Asturias:
http://www.lavozdeasturias.com/noticias/noticia.asp?pkid=133667
Mas sobre Bobes -
LA EPOPEYA DE UN INFANTE DE MARINA
Por José A. Fernández-Acero
Como casi todos aquéllos que van contra corriente de la propaganda, arte fino y exquisito donde los haya, nuestro coronel José Tomás Bobes, Comandante General que fue de la División de Barlovento (1) allá por el año 1814, cayó en el olvido histórico, olvido injusto en la mayoría de los casos, como no había de serlo en éste.
No es mi intención rescatar de aquel olvido ideas que puedan cobrar actualidad dada la época de conmemoraciones que corre, sino recordar momentos gloriosos por medio de los cuales podamos obtener medida de la dimensión del ser humano, medida que desborda cualquier patrón cuando alguien es sometido a situaciones extremas de acuerdo con sus conceptos y dignidad y que da lugar a hechos de lo más alto y de lo más bajo en la escala de valores del comportamiento humano. No queremos juzgar, solamente exponer unos actos que sobrepasan los límites de lo "normal" y que, en mi opinión, deben ser rememorados para que, cualquier interesado en estos temas históricos, pueda obtener el contrapunto de aquel otro sector de acontecimientos que históricamente, se deslizó a favor de la corriente de la propaganda, ocultando en muchos casos alguna parte de lo sucedido y, por ende, desvirtuando los hechos.
Nace en Oviedo y es bautizado en la parroquia de San Isidoro el Real, donde es inscrito y su partida de nacimiento figura en el folio 26 del año 1872; dice literalmente: ""En esta parroquia a 18 de septiembre de 1872 se bautizó un niño, nacido dicho día, con el nombre de José Tomás Millán, hijo legítimo de Manuel de Bobes, natural de Oviedo, y de Manuela de la Iglesia; firma Dn. José Agustín de Lago"".
Huérfano de padre a los cinco años y dependiendo de su humilde madre, la cual dotada de excelentes cualidades y laboriosidad, obtiene fuerzas de la adversidad para sacar a su hijo adelante.
Dn. José Ambrosio Llamozas, Tesorero de la Santa Iglesia Metropolitana, Comendador de la Orden Americana de Isabel la Católica, como Vicario y Capellán del Ejército de Su Majestad de Barlovento, certifica en forma debida que Dn. José Tomás Bobes, coronel de los Reales Ejércitos y Comandante General de la División de Barlovento falleció en acción en las inmediaciones de Urica, Venezuela, a primeros de diciembre de 1814, cuyo cadáver condujo el citado capellán desde el campo de batalla y se le dio sepultura en presencia de Andrés Tomé, Juan Esteban Blázquez y José Sánchez Correa en el primer tramo de la iglesia parroquial de Urica. Firmado por el capellán, en Caracas a 4-12-1816.
Sólo 32 años de corta pero intensa vida que comienza realmente cuando la abnegada madre se traslada a Gijón con toda la familia ante las mejores posibilidades de conseguir un empleo. Allí, en Gijón, se desarrolla su niñez con grandes estrecheces, pero sin problemas serios. Las correrías del niño Bobes por el puerto y la playa de San Lorenzo, de esta ciudad marinera, le marcan y templan el espíritu del joven que da un paso definitivo al finalizar sus estudios básicos e incorporarse a los de piloto náutico mercante, según nos informa Dn. Diego Cayón, profesor del Real Instituto Asturiano de Náutica en Gijón, al manifestar ""que conoció a Bobes durante sus estudios acabándolos con las mejores notas, a satisfacción de todos sus profesores por su aplicación y talento ..."".
Por consejo de sus profesores, se desplaza a Ferrol para optar al examen de pilotos de la real Armada, donde, tras superar brillantemente las pruebas, el Arsenal le concede el empleo de Piloto de segunda clase con grado de Oficial, categoría intermedia entre los Oficiales propiamente dichos y la Marinería, embarcando en un bajel-correo de Su Majestad que hacía la carrera de Acapulco.
No conseguimos más noticias pensando lo peor, sobre todo después de los combates de cabo San Vicente y Trafalgar, pero gracias a un documento del arcipreste de la diócesis de Oviedo, Dn. Benito Martínez Sornomonte, en el que éste afirma haber sido capellán en los correos de S.M., en los que conoció a Bobes, añadiendo que se licenció en La Coruña del Servicio Real con el título de Piloto primero, tomando a continuación el mando de un mercante, el "Ligero", perteneciente a la casa armadora Pla y Portal, y dedicado al comercio con Tierra Firme, Puerto Rico, Cuba, Curaçao y Trinidad, en cuyo mercante llevó como segundo al tortosino Dn. Vicente Calderó, quien sucedió a Bobes en el mando del "Ligero" después de dos años de navegación, cuando éste desembarcó en La Guaira dejando la navegación y estableciéndose en la localidad de Calabozo, también en Venezuela, donde abrió un almacén y empezó a comerciar con los nativos del Llano, de quienes era bien conocido con el sobrenombre de Taita, que expresa la idea de jefe, señor o padre. Toda esta información la obtiene el mencionado arcipreste por medio de Dn. Vicente Calderó, ya que el "ligero" rinde viaje semestral en Gijón.
Hasta aquí nada hace pensar en el héroe, sólo en un arrojado e intrépido marino, pero aún sin el divino toque del heroísmo.
Sin embargo, los hilos de la historia y del destino se cruzan y entrecruzan formando un tejido inconcebible. Debemos volver a Dn. Vicente Calderó, de Tortosa como dijimos, quien después de ganar una pequeña fortuna en los viajes a América, se convierte en propietario de un falucho de cabotaje y casa en Tortosa con María Griñó, viuda y madre nada menos que de Dn. Ramón Cabrera, primer conde de Morella y tres veces laureado de San Fernando, el cual, en aquella época, era un exseminarista a quien el obispo aconsejó no ordenarse dado lo violento de su carácter.
No existían fricciones entre ambos, Calderó fue realmente un segundo padre para Cabrera, con quien salía todas las noches para frecuentar la tertulia del Capitán del puerto, viejo lobo de mar. Más que probablemente, Dn. Vicente Calderó pormenorizara a su hijastro todos los detalles aventureros del "León de los Llanos", ya finalizados a la sazón, sin que podamos conocer el grado de influencia que posiblemente tuvieran sobre el "Tigre del Maestrazgo", pero existe un evidente paralelismo en sus vidas.
La astucia y habilidad en la táctica, la afición al riesgo personal, la organización de sus respectivas tropas manteniendo siempre grupos de relevo, la altísima disciplina y, por qué no decirlo, aquella crueldad fraguada y tomada de la no menor de sus enemigos.
El arranque inesperado y furibundo de la hazaña militar igualmente; en Cabrera, el bárbaro fusilamiento de su anciana madre; en Bobes, el coraje causado por el hostigamiento físico y psíquico, la ruina y consiguiente pérdida de tantos años de trabajo y privaciones sin número. En ambos la guerra a muerte declarada por Espoz y Mina y Bolívar, respectivamente.
La causa y bandera de Bobes, como buen asturiano, fue la integridad de la Patria. A partir de aquí cesa el paralelismo, ya que Cabrera rectificó en el término de su vida, mientras Bobes vivió como español y murió defendiendo a España.
En plena revuelta independentista venezolana, una milicia mandada por un tal Escalona entra en el pueblo de Calabozo reclutando a Bobes por la fuerza y aherrojándolo. Ante el aspecto cambiante que tomaban los acontecimientos y, sobre todo, ante el horror de los actos que cometía la milicia de Escalona, durante un enfrentamiento con las tropas Realistas, Bobes es liberado, confiriéndosele en el acto el grado de capitán y el encargo de reclutar un escuadrón de leales al Rey. A partir de este momento es cuando surge el genio militar que nuestro protagonista llevaba oculto; en una semana un escuadrón de 800 lanceros vuelve sobre el enclave de Calabozo, que al igual que casi todo el resto del territorio bajo el mando del Realista Monteverde y casi sin lucha, se pronuncia por España.
Bobes es nombrado comandante de Calabozo; era el año 1813. Después de un tiempo cumpliendo esta misión y, según parece, a petición del vecindario de Calabozo (!) se consigue que el entonces capitán General, Cagigal, le destine al ejército de Barlovento a las órdenes del mismo Capitán General. Nada se conoce de la estancia de Bobes en este destino, salvo que duró tres meses en el mismo y que, por una serie de problemas y tras varios desastres militares, el ejército de Cagigal se deshace, teniendo que encerrarse sus restos en Puerto Cabello, donde quedan sitiados. Bobes, mediante una magistral marcha, logra burlar el cerco y despista a sus perseguidores, desapareciendo en los Llanos; Venezuela se somete a Bolívar victorioso.
En los Llanos, en el lugar de Guarico, Bobes se dedica a reconstruir el ejército de Barlovento, con el que, utilizando una técnica logística y táctica no aprendida, innata, ha de batir en toda la línea al Libertador Bolívar.
En el año 1814 le toca conocer la gloria a Bobes; los jefes del ejército Real no le entorpecen en la tarea autoimpuesta: Cagigal, con una pequeña parte del ejército continúa sitiado en Puerto Cabello; Ceballos sostiene como puede el enclave de Coro; Antoñanza muerto en acción; Salomón defiende con los restos de su ejército, a base de continuas cargas a la bayoneta, las fortificaciones de Puerto Cabello; Barreiros muere fusilado por el ejército del Libertador.
A su llegada a los Llanos, Bobes hace una llamada en nombre de España y a su alrededor se congrega una multitud, reorganizando "su" ejército de Barlovento con el beneplácito de España. Su primera muestra de ingenio militar es no conducir a sus hombres a liberar a Cagigal en Puerto cabello, maniobra esperada por los generales del Libertador, sino presentar batalla a los sucesivos ejércitos que le va enviando Bolívar, derrotándolos uno tras otro y exterminándolos mediante persecución implacable.
En este momento y quizás atraídos por las sucesivas victorias, Bobes cuenta con 20.000 hombres, entre columna regular y partidas guerrilleras. Imaginemos los problemas logísticos y tácticos y podremos maravillarnos al ser resueltos correctamente uno y otros. Su comunicación con sus mandos en la Península es asimismo directa, a través de Capitanías de Cuba y Puerto Rico. Por parte de Cagigal y del arzobispo llegan al gobierno de la Península quejas contra Bobes, en las que se le confiere el apelativo de "Atila" o "Azote de Venezuela", pero el Ministerio Universal de Indias sólo puede poner al otro lado de la balanza de estas acusaciones el hecho real de la recuperación de una Venezuela que ya se había perdido.
El plan de Bobes se va cumpliendo con una exactitud milimétrica, debido a su minuciosidad: Caracas se entrega después de la batalla de Puerta, caen Valencia y Barcelona, se levanta el sitio de Puerto Cabello, abandonando los sitiadores un gran botín. En la Cabrera, Pao y Cumaná no quedará nadie después de entrar Bobes; sólo falta Maturín y allí se dirigen los flecos restantes de lo que fue hace bien poco el ejército de Bolívar y allí se presenta Bobes para aniquilarlos.
Para ser conscientes de la organización del ejército de nuestro protagonista podríamos ofrecer unos datos referentes a abril de 1814: 4.000 hombres componen la guarnición de Valencia; 1.000 apoyan a los anteriores de Maracay; 2.000 protegen Barcelona; 3.000 se distribuyen en forma de anillo en los alrededores de Valencia; 1.000 estacionados en Barquisimeto; 8.000 componen la reserva de San Fernando de Apure; 2.000 la de Barinas y además su columna personal ... había comenzado con 800 hombres.
Entre los datos existentes en los archivos, permítasenos extraer una pequeña parte, solamente de aquellos que fueron firmados por el ministro Bobes y que reflejan una visión limitada de la campaña: Dirigida al Excmo. Sr. Ministro Universal de Indias, ""... del 14 al 20 de este mes he tomado al enemigo en diversos combates 4.000 fusiles, 200.000 cartuchos, 30 cañones de diversos calibres, 3 lanchas cañoneras, 5 coroneles y 150 oficiales, todos los cuales han sido pasados por las armas. Nuestros, 4.000 muertos y 500 heridos; del enemigo 6.700 muertos ..."".
Como puede apreciarse y desprenderse de los datos anteriores, aparece claro el hecho de lo cruento de una guerra que más que de independencia consideramos Civil. La provincia de Caracas, según datos aparecidos en La Gaceta, contaba en el año 1809 con 421.000 habitantes; de acuerdo con los padrones eclesiásticos, en los terremotos perecieron 13.000 y en la guerra 228.000. Podríamos, para hacernos una idea más clara, comparar estas cifras con las de nuestra Guerra Civil y llegaríamos a comprender la magnitud que alcanzó la guerra de Venezuela.
Repuesto Cagigal por Bobes, al mando de la Capitanía General, aquél otorga la estructura de Tropa Regular a las fuerzas que componen el ejército de Barlovento. El Ministro Universal de Indias, en nombre del Rey, eleva a Bobes al empleo de coronel. Bobes da su última batalla victoriosa para las Tropas Reales, pero como no podía ser menos, resulta herido de muerte en Urica.
Su nombramiento a coronel, que llegaba en una expedición desde la Península, no pudo alcanzarle con vida; los honores llegaban tarde pero ya había conseguido la gloria.
Publicado en:http://sapiens.ya.com/terciosnet/2epocaBobes.htm
Libro sobre Tomás Bobes -
Título: Reivindicación del mariscal asturiano Bobes / J.E. Casariego.
Editor: Oviedo : Instituto de Estudios Asturianos, 1982.
Descripción física: 115 p. ; 24 cm
Serie:
Materias: Bobes y de la Iglesia, José Tomás